jueves, 15 de septiembre de 2011

Meditando: Como agua y aceite


Esta mañana recordaba que cuando estaba en el colegio hace muchísimos años, en la clase de Biología mi profesor hizo una demostración de cómo una gota de aceite en un vaso de agua no se mezclaban entre sí. Por más que se revolvían y agitaban era imposible que estos dos elementos se mezclaran. De allí viene ese popular refrán que todos alguna vez hemos usado: "Son como agua y aceite"

Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:

"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: 
Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, 
mentimos, y no practicamos la verdad;
pero si andamos en luz, como él está en luz, 
tenemos comunión unos con otros, 
y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado."
1 Juan 1:5-7

La naturaleza de infinita pureza y santidad de nuestro Padre Celestial hace que sea absolutamente imposible que se vea influenciado por el mal. La luz de Dios repele cualquier clase de tinieblas o maldad, está en su carácter, es algo inherente a Él.

Al creer en Cristo, recibimos la naturaleza de Dios, somos sus hijos e hijas y por lo tanto debemos imitar el carácter de nuestro Creador. Un creyente no puede andar en luz y en tinieblas, pues las dos son imposibles de mezclar.

¡Tú y el pecado son como el agua y el aceite!



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