jueves, 7 de julio de 2011

Meditando: Está lloviendo


Esta mañana estaba lloviendo, y mientras observaba las pequeñas gotas que empapaban la ventana me di cuenta cómo, de repente, el calor que agobiaba la ciudad se fue y todo se tornó más agradable cuando comenzó a caer esa agua del cielo. Del campo comenzó a brotar ese aroma único de la hierba mojada. 

Esto me puso a pensar en lo que dice la Biblia:

"Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié." Isaías 55:10-11

Al igual que la lluvia, la Palabra de Dios desciende de lo alto para traer bendición a nuestra alma sedienta, para hacer reverdecer nuestros corazones, para dar vida a nuestra alma y para producir dentro de nosotros la vida espiritual que agrada a Dios, haciendo que brote de nuestros corazones ese dulce aroma que da gloria a nuestro Dios.

Nuestro Padre celestial envía su Palabra con un propósito: ¡Dar vida a todos!

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