martes, 29 de noviembre de 2011

Meditando Especial: IRON MAN


Esta mañana estaba meditando en la Palabra de Dios y vino a mi pensamiento aquel film llamado Iron Man. Para los que no pudieron verla, es la historia de un hombre millonario llamado Tony Stark, el cual después de sufrir las consecuencias de un ataque terrorista y un secuestro, decidió utilizar sus talentos y recursos económicos para construir un fantástico traje que le permitía hacer cosas increíbles, como volar, soportar grandes impactos y hasta rechazar las balas de sus enemigos.

Esto me puso a pensar en la protección espiritual que tenemos los cristianos. La biblicia nos dice:

"Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo." 
Efesios 6:10-11

Como siempre, este personaje es producto de la ficción, pero podemos aprender algo de esta historia. Primero que todo, reconocer que nuestra condición humana es vulnerable, frágil y sin protección, a menos que algo superior a nosotros nos cubra. En el caso del creyente, Dios ha descrito en su Palabra una poderosa armadura espiritual (Efe.6:10-17), que protege cada área de nuestro ser:

• Un cinto de verdad: Que le da fundamento a nuestra autoridad y nos aparta de la mentira y el error satánico. (v.14)

• Una coraza: Para proteger lo más importante: Nuestro corazón. (v.14)

• Un calzado: Que nos da firmeza y nos prepara para predicar. (v.15)

• Un escudo: Para rechazar los dardos del enemigo. (v.16)

• Un casco: Para proteger nuestros pensamientos de los pensamientos impuros, de derrota ó desánimo. (v.17)

• Una espada: Para atacar al maligno y sus armas de error. (v.17)

Pero, teniendo en cuenta lo anterior, hay punto al cual debemos prestarle mucha atención:

Al protagonista de la película cada parte de su traje era colocada por una serie de brazos robóticos que venían y le ajustaban con tornillos su poderoso traje. En cambio nuestra armadura espiritual es algo que nosotros mismos debemos tomar conscientemente y colocárnosla, o acaso cuando te has preparado para salir a la calle ¿se te ha colocado la ropa automáticamente? No lo creo, tú has tomado la decisión de colocarte tus prendas.

Como creyentes y soldados militantes en el ejercito de Cristo debemos estar alerta, estándo preparados y con nuestra armadura bien puesta para resistir todos los ataques del enemigo. 

Recuerda: Sin Dios no tenemos ninguna clase de protección.


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