Esta mañana meditaba en lo que dice la Palabra de Dios en el libro de los proverbios capítulo 3, particularmente en lo que se refiere a la disciplina del Señor y cómo siempre quedé admirado al ver como cuando la Biblia nos pone ejemplos cotidianos con los que alcanzamos a comprender más profundamente el significado de sus palabras.
"No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere."
Proverbios 3:11-12
Este verso nos dice que no debemos menospreciar la disciplina del Señor, y si meditamos en el sentido de este consejo, podemos ver que cuando somos disciplinados de parte de Dios el lo hace con un propósito definido. El Señor nunca nos castigará por un mero capricho, o para hacernos desdichado. Así como tampoco se gozará en vernos sufrir. Nuestros padres terrenales son ejemplo de ello, cuando nos disciplinaron lo hicieron porque querían lo mejor para nosotros, aunque no lo entendiéramos en ese preciso momento. Quizás hoy no comprendas la severidad y disciplina de Dios pero su propósito para nuestras vidas es superior al de cualquier padre o madre en esta tierra. Su disciplina busca asegurarnos que no perdamos la vida eterna.
El Señor a quien ama corrige, como el Padre al hijo a quien quiere. No menosprecies su disciplina, es más valiosa de lo que crees.
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