EL PELIGRO DEL PECADO
Ayer durante la exposición de la Palabra de Dios, a cargo de nuestra Pastora Presidente Milena Osorio, vimos claramente como el pecado es capaz de destruir la vida del ser humano. En una vívida ilustración, extractada del libro de Numeros (Capítulo 21), vemos como el pecado es semejante a las serpientes ardientes de la historia. Ellas, al igual que el pecado, sin distingo de edades, razas o géneros, inyectaban su mortal veneno a sus víctimas. Del mismo modo, el flagelo del pecado está presto a atacar a cualquiera que le de oportunidad. Las tentaciones hoy en día están a la orden del día, al alcance de todos: desde los niños hasta los ancianos. Por ejemplo, basta solamente encender un computador o cualquier dispositivo electrónico y la tentación de la pornografía puede asomarse. Esto como una sencilla muestra de la estrategia de Satanás por destruir las almas, apartándolas del propósito y amor de Dios.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
Juan 3:16
Pero, en medio de este oscuro panorama existe una salida, la solución de Dios a la problemática del pecado fue contundente: DIOS ENVIO A SU HIJO UNIGENITO para que todo el que en Él crea no se pierda (por causa del pecado) sino que tenga VIDA ETERNA. (Juan 3:16) Todo para que el hombre y la mujer puedan quebrantar el poder del pecado y obtener la verdadera libertad
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