martes, 23 de agosto de 2011

Job: El hombre paciente

De todos los personajes de la Biblia, Job es uno que llama mucho mi atención. Es el prototipo del hombre paciente, que espera en Dios, que no se amilana por las circunstancias sino que al contrario, fortalece cada día aún más su fe en Dios. Vamos a ver quién fue este hombre y por qué aparece su nombre en el Nuevo Testamento y por qué su vida trascendió a tal punto que estamos hablando aún de él en el siglo XXI. La Biblia registra cuatro cualidades de Job: perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal. También cuenta que este hombre era muy rico: su fortuna superaba ampliamente a la de sus coterráneos y vecinos. Además de poseer diez hijos: siete varones y tres hembras. Un día vinieron delante de Dios sus hijos, entre los cuales se encontraba también Satanás.

Satanás sostiene una conversación con Dios, y le dice que por qué no le quita a Job todo lo que tiene a ver si Job no renegaría de Él y lo maldeciría. Dios dice: “Trato hecho”, permitiéndole a Lucifer hacer todo lo que planeaba, únicamente respetando la vida del siervo de Dios, Job. A continuación, el diablo comienza su obra maligna, acabando con todo lo que Dios había dado a Job: mató a sus hijos, y robó todo lo que tenía materialmente. Esto nos deja ver el poder del enemigo, que aunque es un poder limitado es muy significativo. La Palabra dice: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.Juan 10:10

Dios permitió todo este sufrimiento en la vida de Job para demostrarle a Satanás la fidelidad de su siervo, también Dios quería tener un encuentro personal, íntimo, con Job, como lo dejan ver las palabras de este hombre: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.” Job 42:5. Es decir, Job tenía un conocimiento de Dios, había oído de Él, pero necesitaba verlo en acción a través de sus ojos espirituales. Vale la pena decir: “Abre mis ojos oh Cristo, yo quiero verte” como Job.

Pasaron muchas cosas más en la vida de Job, pero no terminaría de contártelas hoy: su familia, su esposa y parientes lo abandonaron, sus amigos en vez de ayudarlo y consolarlo, lo criticaron y llegaron a decirle que todo lo que le había pasado era su culpa; por, según ellos, haber desobedecido a Dios. El mimo Dios responde a este conflicto y le da la razón a Job, pues él había retenido su integridad al no haberlo maldecido a pesar de todas las cosas que le habían sucedido. Al final, Dios le devuelve a su “siervo” Job todo lo que el enemigo le había robado restituyéndole al 100% es decir, duplicado. Job fue más feliz de lo que había sido antes y lo mejor de todo, tuvo un encuentro personal con su Creador, que estoy seguro, fue lo mejor que le pudo pasar.

Qué bueno es que Dios pueda decir de nosotros: ¿No has considerado a mi siervo (pon aquí tu nombre) que no hay ninguno como él(ella), que no hay otro como él(ella) en la tierra, varón (mujer) perfecta, temeroso(a) de Dios y apartado(a) del mal?, que pueda "meter su mano" por nosotros sin temor a equivocarse, que confíe en nosotros. Medita también en estas palabras que tu Dios te dice:

Lo que era tuyo te devolveré, voy a restituir lo que el enemigo te robó.” 

Por Sixyel Castañeda

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