martes, 4 de octubre de 2011

Meditando Especial: ECLIPSE


Esta mañana meditaba acerca de un fenómeno en el cine que en los últimos años ha tenido gran impacto, y es que por esta época los estudios cinematográficos han desempolvado el tema de los vampiros dándole un toque más moderno y de actualidad. Aunque en las historias modernas ya los vampiros salen a la luz del día como cualquier otro "mortal", uno de mis recuerdos era que estos personajes de la ficción sentían fobia por la luz del sol, de modo que resultaba fatal para ellos exponerse a la luz, evitando a toda costa salir, permaneciendo es sus oscuros castillos o dentro de un ataúd hasta que se hiciera de noche y así sentirse cómodos en las tinieblas.

Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:

"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios." ( Juan 3:19-21)

Por increíble que parezca, hoy en día los seres humanos me recuerdan mucho a estos personajes del cine: Andan en la oscuridad moral y espiritual, temerosos de la luz del Evangelio.

En la Biblia, cuando se hace referencia a las tinieblas se está hablando de todo aquello que voluntariamente decidimos hacer contrario a la voluntad de Dios expresada en la Biblia, en una palabra: Pecado. El pecado es sinónimo de oscuridad y la oscuridad es totalmente contraria a la naturaleza de Dios, la Biblia dice:

"Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él."  (1 Juan 1:5 )

Muchos no son conscientes de esta verdad, y experimentan una fobia a todo lo relacionado con la Iglesia, Dios o la Biblia, porque ignoran que están sumidos en las tinieblas del pecado. 

Sólo cuando el hombre o la mujer abre su corazón a Dios, siendo sincero hacia Él, es cuando se hace posible que Dios alumbre su pecado y se produzca el arrepentimiento que lleva a la salvación.

El ser humano tiene que tomar una decisión entre la luz y las tinieblas, y de esta decisión dependerá su destino durante la eternidad.

Así que, por muy cool que se vean los vampiros en la pantalla grande, es mejor ser hijos de luz, hijos de Dios.

"Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Efesios 5:8)

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