viernes, 4 de octubre de 2013

Viviendo como hijos de Dios




Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios

Esta es una pregunta en la cual quiero que puedas meditar un instante ¿Eres un esclavo, o eres un hijo de Dios?, ¿Estás viviendo  como esclavo o estás viviendo como un  hijo de Dios?, la Biblia es clara: Si has creído y recibido a Cristo como tu Señor y Salvador, Dios te ha dado la autoridad de ser un hijo de Dios, por lo cual puedes estar convencido de que ya no eres un esclavo y de que ya no debes vivir en esclavitud.

La Biblia nos enseña que el deseo de Dios es traer libertad a nuestras vidas, veamos las siguientes Promesas de Libertad:

Salmo 34:4 “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.”

Salmo 34:6 “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias”

Salmo 91:3-4 Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.”

Salmo 18:17 Me libró de mi poderoso enemigo, y de los que me aborrecían; pues eran más fuertes que yo.”

Salmo 18:1-2 “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.”

Verdaderamente Libres: Juan 8: 37 “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”
Otra promesa hermosa de la palabra de Dios, es que a través de Jesús somos verdaderamente libres. Él nos libra del poder del pecado dándonos vida, bendición, y acercándonos a Dios.

Solamente a través de Jesús podemos experimentar la verdadera libertad, Él rompe las cadenas que nos oprimen, y que nos hacen desfallecer,  en Él somos verdaderamente libres.

Isaías 53:4-5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Esta libertad es posible gracias a ese sacrificio en la cruz donde Él llevo nuestros pecados, nuestros dolores y nuestras enfermedades.


¿Esclavo o Hijo?

Juan 8:35 “Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre”

Aunque somos hijos muchas veces vivimos como si aún fuéramos esclavos. El temor, las deudas, la aflicción, y la enfermedad quieren aprisionarnos, y hacernos olvidar las promesas de Dios.

Juan 10:10 “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Satanás quiere robarnos la libertad que tenemos en Dios, quiere matar y destruir nuestros sueños, y muchas veces por nuestro descuido espiritual, nos mantiene sumergidos en muchas tribulaciones.

Pero recuerda: “…Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.” 1 Juan 3: 8
No lo olvides jamás: Cristo apareció para deshacer toda obra del diablo, para darte libertad y victoria en todas las circunstancias de la vida.

¿Cómo soy libre de la esclavitud? ¿Cómo vivo bajo la promesa de libertad que tengo en Cristo Jesús?

Quizás te preguntarás: ¿cómo puedo experimentar la libertad que Cristo me ofrece?. Pues sencillamente la respuesta está EN LA PALABRA DE DIOS.
Jesús dijo:

“…Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:31-32

¿Quieres vivir y experimentar en cada momento la libertad de Cristo? ¿Quieres poder afrontar cada dificultad y vencer?  Si es así, entonces debes PERMANECER EN LA PALABRA DE DIOS.

Sí, es así de sencillo; nuestra victoria, como hijos de Dios, está en LA PALABRA DE DIOS.

¿QUÉ DEBO HACER PARA PERMANECER EN LA PALABRA DE DIOS?

1. Escuchar atentamente y poner por obrar la palabra de Dios : “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Deuteronomio 28:1

2. Meditar y deleitarse en la palabra de Dios diariamente: Salmos 1:1-2 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.”

3. Atesorar en mi corazón la palabra de Dios: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;” Deuteronomio 6:6

4. Confesar: Josué 1:8 “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”


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