"Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío."
Salmos 19:14
¿Amas realmente a Dios? ¿Sientes una pasión dentro por agradarle cada vez más? Este pasaje de hoy es una invitación a entregarnos más a Él, viviendo cada minuto para nuestro amado Redentor.
Dos aspectos que determinan nuestra entera entrega al Señor son nuestras palabras y pensamientos. En primer lugar lo que salga de nuestros labios debe agradar a Dios, nuestras palabras deben reflejar que le conocemos, impregnando cada una de ellas con alabanza y bendición al Creador. Confesando las promesas que el Señor nos ha dado cambiamos nuestra atmósfera y es más fácil alcanzar lo que deseamos.
¡Cuán importantes son nuestros pensamientos! En ellos no debemos albergar maldad. Una forma de cuidarlos es estando conscientes de que nuestro Padre conoce cada uno de ellos y que Él nos ha dado la facultad de determinar que pensamos o no. Llenemos nuestra mente de su Palabra, aprendamos versos bíblicos, de este modo tanto nuestros pensamientos como nuestras palabras llevarán consigo el precioso perfume que agrada a nuestro Salvador Jesucristo.
¡Padre, que mis palabras no te avergüencen, que mi pensamiento sea lo más dulce delante de tu presencia.!
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