Esta mañana recordaba lo que escuché anoche en la radio, era la entrevista que un reconocido canal de radio de mi país le hacía al ex-técnico de la selección colombiana de fútbol, Hernán "El bolillo" Gómez. Esta entrevista estaba revestida de mucho interés para mi patria pues parecía que iba a develar los detalles y motivos de la agresión por parte de este hombre a una mujer desconocida. Un hecho que sin duda lastimó mucho el corazón de la opinión pública, con el agravante de suceder en un tiempo cuando es materia tan sensible el hecho de que se conozcan tantos casos de violencia en contra de la mujer. Más allá del debate que por este asunto se presenta, lo que quisiera resaltar en esta columna es la confesión de arrepentimiento de este hombre, quien influenciado por el alcohol cometió tan execrable hecho y de esta forma darle una perspectiva bíblica adecuada que nos pueda llevar a reflexionar cómo afrontar nuestros errores de la manera en que Dios realmente espera de nosotros. He aquí un fragmento de esta entrevista, habla el acusado:
"Fue una mala noche en donde no tuve fortuna, pero las cosas de Dios hay que recibirlas de la mejor manera, yo no soy una persona que acostumbro a ir a lugares públicos solo, tengo una pareja estable que es Luz Adriana, aunque en este momento vivimos aparte",
Qué habrá querido decir el personaje en cuestión cuando dijo: "las cosas de Dios hay que recibirlas de la mejor manera". Esta frase realmente me dejó inquieto, ¿Acaso habrá querido manifestar que era el plan de Dios que todo esto ocurriera? ¿Era la voluntad del Señor que este hombre estuviera en un lugar nocturno, con una persona que no era su cónyuge, ingiriendo licor hasta perder cualquier control de sus actos? En mi humilde opinión no lo creo. Lo que este hombre hizo, así como todos los actos que hacemos de manera consciente o inconsciente son de nuestra absoluta y completa responsabilidad. Ni las circunstancias internas, externas o la influencia de cualquier sustancia o persona en ninguna manera nos desliga de nuestra responsabilidad de responder por nuestras obras, ya que el momento de nuestra inconciencia sólo es el producto de la decisión que tomamos cuando con nuestros cinco sentidos elegimos ir a tal lugar o tomar tal sustancia.
Somos totalmente responsables ante Dios por nuestros actos, por lo tanto debemos tomar decisiones considerando que estas siempre tendrán consecuencias positivas o negativas las cuales no podemos controlar.
Pero, después de considerar todo lo anterior, quisiera hacer énfasis en el aspecto más fundamental que nos deja esta historia. Es el que se refiere a nuestra confesión y arrepentimiento desde una perspectiva bíblica. Preste mucha atención, pues no estoy hablando del concepto de arrepentimiento que el común de la gente tiene y que precisamente resalta esta entrevista y que expongo a continuación:
A lo largo de la entrevista el hombre dijo: "No sé si me dejé llevar" "No sé, creo que la embarré" entre otras frases que en un momento parecían aceptar la culpa y otras muy vagas que aunque sentidas nunca afirmaron completamente la responsabilidad de sus actos.
Delante de Dios no podemos hacer lo mismo, pues aunque ocultemos de todos, justifiquemos los errores o nos escudemos, el Señor conoce lo que hay en el corazón, por lo tanto debemos sincerarnos y confesar toda nuestra falta. Un gran ejemplo de ello es lo que hizo el rey David, quien luego de cometer un grave caso de adulterio luego de un tiempo de encubrirlo finalmente lo confesó a Dios, recibiendo así el perdón y la sanidad. Aunque existieron consecuencias posteriores que le causaron gran dolor, pudo recibir la restauración de su ser. La Biblia relata lo siguiente:
"Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio." - Salmo 51:1-4
Y luego, el mismo David, habla de lo que sucedió después de reconocer con sinceridad a Dios su falta, el Salmo 32:5:
"Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado."
No tengo nada en contra de la persona reseñada en este artículo, pues él, al igual que todos los seres humanos ha cometido un error, por lo tanto es relevante a todos también la necesidad de arrepentirnos, entendiendo que el arrepentimiento va mucho más allá del simple remordimiento o sentimiento de tristeza. Porque el arrepentimiento nos lleva a un cambio de actitud, a un cambio de rumbo para nuestras vidas.
Rescato una frase que considero muy valiosa dentro de esta entrevista. El entrevistado afirmó:
"por eso yo quisiera volver a nacer y que no me hubiera pasado esto"
Cristo Jesús vino para darnos nuevas oportunidades, a borrar nuestras faltas y darnos nueva vida llena de paz y perdón. Él mismo nos dio el ideal, debemos nacer de nuevo, por medio de la Palabra y el Espíritu de Dios.
Esta nueva vida que todos queremos está disponible con sólo rendirnos y entregarnos a Jesús.