En la vida no podemos andar según nuestra propia voluntad, somos de Dios, a Él pertenecemos ya que su Hijo Jesucristo murió por nosotros. Debido a que somos sus hijos, nuestra vida siempre debe estar conducida por Él. Cuando Dios nos creó tuvo la grandiosa idea de habitar en nuestros corazones para poder guiarnos, cuidarnos y librarnos de todos los pecados. Cristo se entregó a sí mismo por ti y por mí y tenemos que vivir en Él, no vivir en la carne para que nuestros actos sean agradables ante Sus ojos.
Sea que vivamos o muramos, del Señor somos:
Romanos 14: 7-8
No vivamos para nosotros mismos, porque Dios entregó su vida por todos:
2 corintios 5: 15
Deja que Cristo viva en ti, y no vivas según los deseos de la carne:
Gálatas 2: 20
No hay comentarios:
Publicar un comentario