Esta mañana escuchaba el triste relato de una madre que había perdido a su hijo trágicamente, en cada palabra se podía percibir el profundo dolor que sentía mezclado a su vez con la ternura de su voz al recordar cada detalle de su amado hijo, todos los recuerdos, todos los sueños y expectativas que habían sido truncadas por este terrible hecho. De hecho este relato tenía un ingrediente común a todos los que he escuchado, en medio del sufrimiento, la desesperación, el lamento o la tristeza, sus palabras finalmente terminaron mencionando a Dios.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna." - Juan 6:68
Dios es el origen de todos nosotros, es nuestro creador, es el principio y fin, de modo que, queramos o no, siempre va a existir un momento en nuestra vida en que vamos a acordarnos de Él y humillarnos. Generalmente lo hacemos en medio de los problemas o dificultades porque nuestro corazón sabe que en el mundo físico no vamos a encontrar el consuelo o la paz que solo el Señor nos puede dar. Pero no solo debemos acordarnos de Él cuando estemos en sufrimiento ya que en todo momento nuestro Padre está cerca de nosotros, dispuesto a recibirnos.
Recuerda: Ve a Él siempre
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