Esta mañana observaba un hermoso acto: Una niña feliz quien vió a su padre llegar a recogerla para ir al colegio. Debieron haber visto la expresión de felicidad en su rostro al ver a su padre acercarse; en mi mente se quedó grabada la emoción con que después de divisarlo salió corriendo a su encuentro, dio un brinco y se agarró del cuello de su padre para besarle y en sus tiernas palabras le repetía una y otra vez lo contenta que estaba de que él la hubiera venido a buscar. Estoy convencido de que aquella respuesta de la hija al verle conmovió el corazón del padre.
Esto me puso a pensar en nuestra actitud ante nuestro Padre Celestial, la Biblia dice:
"Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo."
"Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre."- Salmos 100:2,4
Esta historia me hizo reflexionar en la actitud que tenemos cuando llegamos a la casa de Dios. Actitud que debe ser como la de aquella pequeña al ver su padre. Debemos estar emocionados de entrar a su presencia, saltar de euforia al alabarle, entregarnos sinceramente en oración. Pero muchas veces la actitud de muchos es frívola, religiosa o hasta apática. Hay que recordar que nuestro padre mira si llegamos a él por obligación, presos de un ritual o por el contrario deseosos de conocerle más y más, descubriendo la plenitud de gozo que se haya en su presencia.
¿Cómo está tu actitud ante tu Padre Celestial?
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