Esta mañana recordaba la imagen de una mina de oro y cómo, a diferencia de otros minerales, éste se encuentra más allá de la superficie y es necesario ir a excavar en las profundidades hasta lograr hallarlo ya que su valor sobrepasa al de muchos metales preciosos.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Biblia:
"Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella."
Proverbios 3:13-15
En nuestra vida como creyente en Cristo debemos entender que las mejores cosas espirituales no están en la superficie; se hallan cuando nos adentramos en lo profundo de la oración, cuando excavamos más allá en la inmensidad de la Palabra de Dios; porque en ella están escondidos los tesoros invaluables que nos dan vida eterna. De modo que si queremos riquezas espirituales debemos estar dispuestos a pagar el precio. (Juan 5:39)
¿Cómo está tu vida de oración y lectura de la Palabra?"
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