EL CAMINO DEL VERDADERO CREYENTE
Un verdadero creyente, un verdadero hijo de Dios, es aquel que siempre permanece en su camino, haciendo su voluntad sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. Nosotros, siendo sus hijos, debemos andar en una vida nueva, enterrando todo pecado que nos separa del Señor, permaneciendo cada día en CRISTO. (Romanos 6:4). Andar en el Espíritu sin satisfacer los deseos de la carne. (Gálatas 5:16). Caminar cada día en luz. Debemos permitir que siempre nuestras vidas estén llenas de la luz de Cristo, para resplandecer a otros y que sean así alumbrados con la verdad del Evangelio. (1 Juan 1:7). Imitar en todo a Jesús, andando como Él anduvo. (1 Juan 2:6).
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