viernes, 16 de marzo de 2012

Gracias Dios


Son innumerables las bendiciones que Dios nos da. Si contáramos cada una de ellas, no podríamos alcanzarlo. Cada mañana al despertar, tenemos la bendición de respirar, de sonreír, de soñar. Muchas veces nos preguntamos: ¿por qué nos están pasando ciertas cosas? Pero nunca vemos más allá. ¿Qué tal si Job se hubiera quedado atado a las circunstancias que le estaban pasando? ¿qué tal si se hubiera quedado anclado a la muerte de sus hijos, a la pérdida de todos sus bienes materiales o a su enfermedad `íncurable´? (Job caps. 1-2). Nuestro amigo Job nunca renegó de Dios, nunca dijo: "¿Donde estás Señor?" o: "Dios, me has abandonado". Y nosotros muchas veces, ante cualquier tropezón del Enemigo, queremos `tirar la toalla´, abandonar el camino de Dios o cuestionar Su fidelidad hacia nosotros. Pero yo te digo amigo que lees esta columna que Dios es fiel, que "Su diestra no se ha acortado para salvar" ni su misericordia se ha agotado (Isaías 59:1). Sólo te digo que confíes en Dios, porque "A los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien" (Romanos 8:28). 

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