Esta mañana observaba la parte de atrás de un vehículo, como muchos otros llevaba pegado un sticker que decía: "¿Cómo conduzco?" junto a un número telefónico adonde supuestamente puedes llamar. Se da por entendido que las llamadas que se produzcan no van a ser necesariamente aplaudiendo el comportamiento del conductor, más bien recibirá las quejas de aquellos afectados por el mal comportamiento en la vía.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos." - Salmo 19:12
¿Quién puede entender sus propios errores? Seguramente muy pocos. Algunos errores o defectos en nuestra vida son sólo evidentes a los ojos de los demás porque hay una tendencia natural en nosotros a ocultarlos, minimizarlos o negarlos, sólo la opinión sincera de nuestros amigos y sobre todo, si ellos tienen el conocimiento de Dios, podrá servir para mejorar nuestro andar. Pero hay que recordar que por encima de la opinión de cualquier ser humano, el concepto que Dios tiene de nosotros es el más importante y es el que debe dirigir nuestro caminar.
Pregúntale a Dios hoy: ¿Cómo me conduzco?
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