Esta mañana recordaba una conversación que tuve con mi madre, en ella reconsiderábamos la gran cantidad de vasos de cristal que ella guardaba desde hace muchos años en una vieja alacena de madera en su casa, por un momento miré a través del vidrio de aquella vieja vitrina que guardaba todos aquellos vasos y caí en cuenta que algunos de aquellos recipientes tenían décadas allí, incluso recordaba algunos que vi cuando yo aún era niño. Utensilios que nadie en años había utilizado para nada.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra." 2 Timoteo 2:21
El hecho de ver todos aquellos artículos inmóviles allí, muchos de ellos llenos de polvo, me hizo considerar que muchas veces nosotros estamos quietos, guardados y sin hacer nada para la obra de Dios, dejando que el tiempo y los años nos pasen por el frente sin ponernos en las manos de Dios para que Él nos use en cosas maravillosas. No necesitamos grandes habilidades, sólo necesitamos estar dispuestos a que Dios use lo poco que tenemos para su gloria y propósito.
¿En dónde te encuentras tú, en la alacena o en la mesa?
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