Esta mañana reflexionaba acerca de las costumbres que tenemos para comenzar nuestro día, algunos, para despertarse y tener energía para enfrentar la jornada toman una buena taza de café. Algunos lo hacen con leche o puro; otros, prefieren jugo de naranja, en fin, cada quien tiene su forma de empezar su rutina. Y para muchos resulta tan sagrado comenzar su día de una forma determinada que de no hacerlo así terminan malhumorados. Ni qué decir de aquellos que por levantarse tarde ni siquiera prueban bocado.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas."
Proverbios 3:6
Sin duda alguna, aunque haya muchas formas de empezar el día de acuerdo al gusto particular, la más importante de todas es siempre comenzar colocando nuestra vida en las manos de Dios; Él es el que nos da la energía y fuerzas para vivir, además es quien está dispuesto a dirigir nuestros pasos y ayudarnos. Debemos estar dispuestos a encomendarle el horario y todas nuestras actividades.
Recuerda: Comienza con oración, Dios sabe lo que va a suceder en tu día. Él lo sabe todo.
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