Esta mañana recordaba a un personaje de la ficción que desde niño me ha llamado la atención. Se trata del detective Sherlock Holmes, un personaje Inglés que utilizando su astucia y el análisis minucioso de los más pequeños detalles, sacaba geniales conclusiones acerca de una persona o evento. Todo esto porque dedicaba concentración y aplicaba todos sus sentidos para hallar la verdad.
Este personaje, aunque sacado de la imaginación, es un gran ejemplo de cuál debe ser nuestra actitud para con las Sagradas Escrituras. El Señor Jesucristo nos dijo claramente:
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;" - Juan 5:39
Hay una verdad oculta, algo revelador en la Palabra de Dios. Algo fascinante y vibrante, un tesoro oculto detrás de cada letra, de cada frase, de cada capítulo. La evidencia del Señor Jesucristo, el verdadero autor de la vida eterna. Coloquemos toda nuestra atención y esfuerzo por descubrir ese gran secreto en cada una de las páginas de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo nos guiará a toda verdad.
¡Elemental mi querido hermano!
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