jueves, 16 de agosto de 2012

DEVOCIONAL AGOSTO 16 DE 2012


IDENTIFICANDO UNA 
SANA DOCTRINA III Y IV: ARREPENTIMIENTO 
Y BAUTISMO
Una sana doctrina se caracteriza por poseer aspectos fundamentales e insustituibles, los cuales a pesar del tiempo no pierden validez y son igual de vigentes por todas la generaciones. El arrepentimiento y bautismo para perdón de pecados son dos grandes principios fundamentales de una sana doctrina, ya que muchos hoy en día niegan la necesidad de cumplir este precepto bíblico validado por el mismo Señor Jesucristo cuando este acudió a Juan al Jordán para ser bautizado. Sus detractores lo desestiman bajo el pretexto de que el bautismo no es una condición indispensable "para perdón de los pecados". 

El arrepentimiento y bautismo van íntimamente relacionados, y el segundo es la respuesta natural al primero. Si hay arrepentimiento genuino, es decir, la firme voluntad de abandonar la vieja vida de pecado, debe lógicamente manifestarse externamente a través del bautismo. No existe tal cosa como un creyente, nacido de nuevo que espera largos años para ser bautizado. La Biblia registra que muchos venian a Juan el Bautista, arrepentidos para bautizarse para perdón de pecados. 

Una sana doctrina reconoce el bautismo de hombre y mujeres, en edad suficiente para tener conciencia de sus actos pecaminosos, no el de niños y niñas recién nacidos que no tienen nada en absoluto de que arrepentirse, porque el bautismo bíblico es "para perdón de pecados", de aquellos que reconocen sus faltas a Dios. 

Antes de ascender al cielo, Jesucristo ordenó que se predicara en "todo el mundo" el siguiente mensaje: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado" (Marcos 16:15-16). De manera que queda claro que fe más bautizo bíblico resultan en salvación de pecados pasados, es decir, en "perdón". 

"Un bautismo", dice Efesios 4:5, y ese bautismo único se efectúa mediante sepultar, zambullir, sumergir, al viejo hombre de pecado en agua, para que resucite el nuevo hombre limpiado de sus pecados.

Los siguientes textos nos confirman lo que la Biblia enseña acerca del bautismo:

"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado."
Marcos 16:15-16

"Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo."
Hechos 2:38

"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,(A) bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;"
Mateo 28:19

"Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva."
Romanos 6:4

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