Esta mañana recordaba lo emocionante que era volar cometas cuando era niño, me resultaba increíble ver cómo un pedazo de papel con unos palitos y pegamento, podían formar tan elemental artefacto capaz de elevarse muy alto venciendo el poder de la gravedad.
Es curioso, pero si nos ponemos a meditar en cómo vuela la cometa nos daremos cuenta que ella alcanza esas alturas por el cordón que la ata a la Tierra. Cuando esa cuerda se rompe, comienza a caer aparatosamente.
Esto me puso a pensar en la victoria del creyente. La Biblia dice:
"Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar..." Habacuc 3:19
Nuestra victoria y avance sólo se alcanza cuando estamos unidos a Jesucristo. No podemos volar por nosotros mismos. Cuando nos soltamos de Él, entonces comenzamos a descender y no alcanzamos sus propósitos para nuestras vidas.
¡Unidos al Señor podemos volar alto, pero separados de Él nada podemos hacer!