Cuando estás luchando contra el enemigo, acuérdate de clamar a Dios, porque los demonios huyen, ya que saben que están delante del Padre, el Rey de todo y tiemblan al sentir sólo su presencia.
· Romanos 8: 37-39
· Romanos 16: 20
· 1 Corintios 15: 57
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