ALZANDO EL VUELO
Ayer comenzamos a hablar acerca de la posición que adquirimos al convertirnos a Cristo, considerando el hecho bíblico de que al colocar primeramente nuestra fe en Jesús para perdón de nuestros pecados, somos transformados espiritualmente. Este es el primer aspecto necesario para remontarnos a las alturas en que Dios desea que andemos. Pero, el permanecer en esa posición es un acto que conlleva unas decisiones al igual que acciones de nuestra parte.
El águila para volar debe alzar sus alas y agitarlas, esto implica un esfuerzo de su parte, necesario para romper la fuerza de la gravedad que quiere obligarle a permanecer en el suelo. De este modo, nosotros debemos esforzarnos. Con el poder de Dios, debemos romper todo vínculo con el pecado, los placeres terrenales, e incluso los afanes de esta vida, que hacen que nuestra mirada este puesta en las cosas de la tierra para que venciendo todo ello podamos así volar.
Una vez arriba, todo es más fácil, pues al igual que aquel ave, solo tenemos que dejarnos llevar por el impulso del viento, la guía de Dios y su Palabra para llevarnos a nuevos lugares, lugares de bendición y abundancia.
¿Qué beneficios encontramos allá arriba? Ese será el tema de mañana, mientras tanto, meditemos en los siguientes pasajes de la Palabra de Dios.
"Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar. "
Habacuc 3:19
"El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila."
Salmo 103:5
"Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;"
Salmo 18:33
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