Esta mañana recordaba un viaje que hice recientemente. En mi recorrido pasé por una zona llena de árboles frondosos y verdes, llenos de vida. Lo curioso es que hace algunos años, recuerdo que dicha vegetación se encontraba totalmente seca y muerta. El cambio en el paisaje se dio porque abrieron unos canales en la tierra que permitieron que el agua llegara y regara esas tierras.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará." - Salmo 1:2-3
Nuestra comunión con Dios es la que permite que nuestra alma viva. Cuando no pasamos tiempo a solas, en intimidad con Dios, nuestra vida espiritual se seca. Y si por el contrario permanecemos unidos a Él, la vida suya nos llenará y nos hará reverdecer.
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