Esta mañana recordaba que generalmente cuando vamos al doctor nos recetan píldoras. Nosotros, sin dudar, vamos hacia la farmacia, compramos las pastillas y sin duda las tomamos sin preguntarnos nada, confiando sólo en que el médico que nos la recetó sabe lo que está haciendo.
Esto me puso a pensar en nuestra actitud con respecto a creerle a Dios:
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." - Hebreos 11:6
Nosotros sin darnos cuenta, muchas veces confiamos más en el hombre que en Dios, ya que el ejemplo del doctor lo demuestra. Por fe pensamos que realmente ese hombre es un médico: estudió, hizo sus prácticas y está capacitado para recetarnos algo que no nos causará daño. Todo lo anterior lo hacemos sin ver (ya que ninguno de nosotros estuvo para ver todo lo que esa persona hizo para constituirse en doctor).
¡Cuanto más debemos colocar nuestra Fe en Dios!, tenemos su Palabra que nos asegura todas las grandes obras que ha hecho desde la eternidad.
¡No tenemos una fe ciega; está basada en la Palabra de Dios!
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