Esta mañana escuchaba la radio en el carro, estaba escuchando una noticia muy interesante, y en lo mejor del reportaje el radio comenzó a hacer ruidos extraños. En un momento no podía distinguirse las palabras del periodista y en ocasiones, voces de otras emisoras mezcladas con música de diversos géneros, hacían imposible saber qué se sintonizaba. Era la interferencia, ya que siempre que pasaba cerca de alguna antena de comunicación celular o algún campo magnético resultaba difícil captar la señal.
Esto me puso a meditar en nuestra comunicación con el Señor, la Biblia dice:
"Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa." Marcos 4:18-19
Nuestro Dios nos ha creado con el propósito de tener una relación íntima y personal con Él y su deseo es que escuchemos siempre su voz a cada momento, pero los afanes de la vida, los placeres indebidos de este mundo, y el pecado causan interferencia en esa comunicación y hacen que nos volvamos sordos a Su amorosa Palabra.
Dios quiere hablarte, pero debes hacer silencio para poder escucharlo.
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