Dios no nos pregunta si queremos o no servirle, si queremos o no alabarlo, si queremos o no predicar su Palabra o no hacer las obras de la carne o aquello que hacíamos cuando andábamos en los deleites del mundo, lejos de Él. Dios nos manda a no hacer aquellas cosas que agradan la carne, que nos alejan de Dios. Por esto, Él en su Palabra estipuló una serie de leyes, de mandamientos que debemos guardar en nuestros corazones y ponerlos por obra cada día.
En algún momento de nuestras vidas nos hemos preguntado si en verdad somos obedientes, si en verdad estamos agradando a Dios. Si leemos la Biblia, vemos la historia del rey Saúl, que Dios lo envió a destruir a Amalec y su pueblo, pero le dio una serie de mandamientos. No obstante, Saúl no guardó, ni puso por obra los mandamientos de Dios haciendo su propia voluntad. Así muchas veces hacemos, contradecimos la voluntad de Dios para en lugar de ello hacer lo que queremos. ¿Será que Dios se agrada de nuestra vida desobediente y lejos de Dios?, porque el desobedecer a Dios, que es pecar, nos aleja de Él.
- 1 Samuel 15: 1- 35
- 1 Samuel 15:22
- Deuteronomio 5:29
- Deuteronomio 6:1-9
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