Esta mañana observaba un lugar en mi ciudad donde se encuentran unas casas lujosas cuyo valor sobrepasa los cientos de millones. Lo curioso del caso es que algunos años atrás el lugar donde están hoy construidas no era más que un terreno poco atractivo, lleno de maleza, escombros y sin mayor valor. Tal vez muchos al verlo nunca se imaginaron el gran precio que esos terrenos llegarían a tener.
Esto me puso a pensar en la obra de Dios en la vida del creyente. La Biblia dice:
"estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;" - Filipenses 1:6
Antes de venir a Cristo, nuestras vidas no tenían mayor valor a los ojos de muchos, sin embargo, cuando Dios nos tomó en sus manos, comenzó una obra maravillosa en nuestros corazones. Él ha tomado la desolación y destrucción que el mundo nos había dejado y ha construido su carácter y vida dentro de nosotros dándonos un valor incalculable.
Medita acerca de lo que Él está construyendo en ti y permítele que complete su obra perfecta.
Cuando nadie daba un peso por ti, Cristo entregó su vida entera para comprarte porque para Él tú vales mucho.
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