Esta mañana consideraba un edificio que alguien que conozco está construyendo. Recordaba la excavación impresionante que hicieron para colocar los cimientos. No sé mucho acerca de ingeniería o construcción, pero sí he escuchado que lo más importante durante el proceso de edificar es precisamente el cimiento; de manera que entre más alto sea el edificio, más profundo se tiene que cavar.
Esto me puso a pensar en lo que dice la Palabra de Dios:
"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo"
1 Pedro 5:6
Esta lógica es también aplicada por Dios: El que quiera exaltarse por sí mismo será humillado y el que esté dispuesto a humillarse será exaltado.
Es tiempo de rendir completamente nuestra voluntad a Dios, humillándonos para que el perfecto Arquitecto, nuestro Señor Jesucristo, complete su perfecta obra en nuestras vidas.
¿Qué tan dispuesto estás a humillarte?
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